El puerto USB-C se ha convertido en el estándar definitivo para los iPad, y no es para menos. Desde que Apple se despidió del conector Lightning en 2024, todos sus tablets llegan con esta conexión universal. Y aunque su función principal pueda parecer simplemente la de cargar el dispositivo, la realidad es que abre un abanico sorprendente de posibilidades que van mucho más allá. Entonces, ¿estás aprovechando todo el potencial del USB-C de tu iPad?
Expande tu iPad con almacenamiento externo
Una de las funcionalidades más útiles es la conexión con discos duros externos, SSDs o pendrives. Gracias a la app Archivos de iPadOS, puedes acceder directamente al contenido de estos dispositivos, e incluso trabajar con él sin necesidad de copiarlo a la memoria interna del iPad. Por ejemplo, si tienes vídeos pesados o proyectos multimedia que ocupan mucho espacio, puedes ver y editar los archivos desde el almacenamiento externo, siempre y cuando tu modelo soporte velocidades rápidas como USB 3.1 o Thunderbolt.
Es importante mencionar que no todos los iPad con USB-C tienen el mismo tipo de conexión. Algunos modelos solo admiten velocidades de transferencia USB 2.0, lo cual limita este tipo de uso avanzado. Si tu unidad tiene una de las versiones más potentes, estás de suerte: podrás trabajar con fluidez e incluso editar vídeo directamente desde un SSD usando apps profesionales como LumaFusion.
¿Y qué pasa con los discos duros mecánicos de mayor tamaño? En ese caso, puede que necesites un hub USB con alimentación adicional, ya que el iPad podría no suministrar suficiente energía por sí solo. Eso sí, no sueñes con conectar una vieja unidad de DVD: eso sigue siendo batalla perdida.
Convierte tu iPad en un centro de conexiones
El USB-C es compatible con hubs multidispositivo, lo que convierte tu iPad en un pequeño ordenador portátil con apenas un accesorio. Al conectarle un hub con puertos USB, HDMI, lector de tarjetas SD y más, puedes añadirle teclado, ratón, pendrives e incluso monitores en cuestión de segundos. ¡Como si fuera un MacBook de bolsillo!
Existen hubs diseñados específicamente para iPad que se acoplan al chasis y se alimentan desde el mismo puerto USB-C. Pero si tienes uno más genérico y cumple con el estándar, también servirá. Esta capacidad de transformar tu iPad en una estación de trabajo completa es especialmente potente para quienes buscan un dispositivo híbrido entre tablet y ordenador ligero.
Usa una pantalla externa o transforma tu iPad en monitor
Si tienes un iPad con chip Apple Silicon (como el M1 o superior), puedes conectarlo a un monitor externo para usarlo como pantalla secundaria. Solo necesitas un adaptador USB-C a HDMI, DisplayPort u otro formato compatible con tu pantalla. En estos modelos más modernos, iPadOS puede extender la interfaz, no solo duplicarla, lo que resulta ideal para trabajar con múltiples apps a la vez.
En cambio, los iPad que no disponen de Apple Silicon solo permiten duplicar la pantalla, es decir, ver lo mismo en ambos dispositivos. Aun así, esto sigue siendo útil para presentaciones, videollamadas y otras situaciones donde un monitor grande marque la diferencia.
Pero la magia no acaba aquí: con la llegada de iPadOS 17 y la integración del estándar UVC (USB Video Class), ahora puedes conectar una capturadora de vídeo y transformar tu iPad en un monitor portátil para dispositivos externos, como una Nintendo Switch. Esto es posible gracias a apps como Orion, que facilita la conexión entre el iPad y cualquier fuente HDMI que pase señal a través de la capturadora UVC. ¡Ideal para los más jugones que quieren hacerlo todo desde su tablet!
Además, si tienes un Mac, la función SideCar permite usar tu iPad como segunda pantalla de forma inalámbrica. Pero si conectas ambos con un cable USB-C, disfrutarás de un rendimiento más estable y de carga simultánea. Es la mezcla perfecta de productividad y eficiencia.
Un puerto, infinitas posibilidades
El paso al USB-C ha supuesto un salto cuántico en versatilidad para el ecosistema iPad. Ya no es solo una herramienta para tomar notas o navegar por internet, sino que se ha convertido en una potente estación de trabajo portátil y flexible. Con un buen hub, una SSD rápida, y apps capaces de trabajar con recursos externos, el iPad se acerca más que nunca al universo del sobremesa.
Además, con iPadOS avanzando cada vez más hacia una experiencia similar a macOS —al más puro estilo de los universos convergentes de Marvel—, no es descabellado pensar que llegue un día en que el iPad sea el único dispositivo que necesitemos. Hasta entonces, su puerto USB-C sigue siendo un auténtico centro de oportunidades para quienes saben aprovecharlo.