¡Amantes de la fotografía y fanáticos de los sensores full-frame, estáis de enhorabuena! Sony ha vuelto a sorprendernos con una evolución épica: la RX1R III ya es oficial, y vaya si apunta alto. Diez años después de su predecesora, esta cámara compacta de lente fija y sensor de formato completo de 35 mm no solo promete una calidad de imagen estelar, sino que redefine lo que podemos esperar de un equipo tan portable.
Una potencia fotográfica en formato de bolsillo
La gran estrella de esta RX1R III es su impresionante sensor Exmor R de 61 megapíxeles, el mismo que encontramos en bestias como la Sony A7R V. Gracias a la potente combinación con el procesador Bionz XR y la nueva arquitectura de IA de Sony, esta compacta ofrece un rango dinámico de hasta 15 pasos, permitiendo capturar escenas con un nivel de detalle, color y nitidez que hará que hasta el fotógrafo callejero más purista sonría de oreja a oreja.
Pensada para los urban explorers, artistas visuales y fotógrafos serios que no quieren cargar con un tanque en la mochila, la RX1R III se adapta como un guante: pesa solo 480 gramos y mantiene un diseño minimalista que recuerda más a un dispositivo de diseño industrial que a una cámara tradicional. En parte, esta ligereza se logra gracias a la inclusión del excelente objetivo Zeiss Sonnar T* 35mm f/2, que se integra parcialmente dentro del cuerpo de la cámara para maximizar la compacidad sin sacrificar rendimiento óptico.
¿Te preguntas si podrás acercarte al máximo a tus sujetos sin cambiar de objetivo? La respuesta es un rotundo sí. Con su anillo de macro permite enfocar hasta a 20 cm de distancia, haciendo de ella una herramienta versátil tanto para retratos como para detalles extremos. Y si quieres cambiar la perspectiva sin cambiar de lente, su nueva función Step Crop Shooting te permite disparar a 35mm, 50mm y 70mm mediante recorte digital, al más puro estilo de cámaras como la Fujifilm GFX100RF.
Autofoco inteligente y vídeo mejorado (aunque no espectacular)
En tiempos en que la inteligencia artificial se cuela hasta en la tostadora, Sony no se ha quedado atrás. La RX1R III incorpora un sistema de enfoque automático con 693 puntos de detección de fase que cubren aproximadamente el 78% del encuadre. Gracias al procesador de IA, es capaz de identificar y seguir sujetos, cuerpos humanos, caras y ojos… incluso cuando no están del todo visibles. ¡Como si llevaras a un mini Terminator dentro del visor!
Eso sí, hay que dejar claro que no estamos ante una cámara para deportes o acción rápida. Su ráfaga es de solo 5 fotogramas por segundo, lo cual es ideal para capturas controladas, pero limitante para escenas dinámicas. A cambio, ofrece grabación en 4K a 30 fps con muestreo de color 10-bit 4:2:2, además de Full HD hasta 120 fps para los más creativos. No hay modo log profesional, pero se incluye el perfil S-Cinetone para darle ese toque de cine moderno que tanto gusta en la era TikTok-YouTube.
En cuanto a diseño, Sony ha priorizado portabilidad por encima de todo. El visor electrónico de 2,36 millones de puntos es modesto pero suficiente para la mayoría, y la pantalla trasera (también decente con 2,4 millones de puntos de resolución) es fija, lo cual puede resultar un tanto decepcionante para quienes estén acostumbrados a pantallas abatibles. Además, no cuenta con estabilización óptica ni mecánica; se depende realmente del steady hand y la estabilización digital.
Una máquina para sibaritas… con precio premium
La RX1R III no es para todo el mundo, y Sony lo sabe. Su precio de 5.100 dólares la sitúa directamente en el territorio de las cámaras de lujo como la Leica Q3. Y como buen equipo de gama alta, no podían faltar los accesorios opcionales (y carísimos): un grip de pulgar por 300 dólares, una funda de cuerpo por 250 y un parasol por 200. ¿Vale la pena? Para quienes buscan el equilibrio perfecto entre portabilidad, potencia y estética, probablemente sí. Es la herramienta definitiva para capturar la ciudad con arte y discreción.
En un mundo dominado por smartphones cada vez más competentes, la RX1R III es un recordatorio de que la fotografía deliberada, controlada y de alta calidad sigue teniendo su lugar. A veces, lo más revolucionario no es lo más rápido ni lo más llamativo, sino aquello que lleva la experiencia fotográfica a otro nivel mediante la simplicidad bien diseñada. ¿Estás listo para disparar con arte en la palma de tu mano?