Si has llegado hasta aquí, probablemente buscas dos cosas muy concretas: liberar espacio en tu PC o hacer limpieza de aplicaciones que ya no usas, y quieres hacerlo sin complicarte ni tocar nada delicado del sistema. La buena noticia es que Windows 10 ofrece varias rutas para desinstalar programas, y cada una encaja mejor según el tipo de app o juego que tengas instalado.
Desde el menú Inicio, pasando por Configuración, hasta métodos más “veteranos” como el Panel de control, e incluso opciones específicas para juegos instalados con Xbox o Steam, lo importante es elegir el camino correcto para evitar desinstalaciones a medias. Porque sí, todos hemos visto ese programa que se resiste como si tuviera derechos de administrador emocionales.
Formas más fáciles: Inicio y Configuración
Para la mayoría de aplicaciones, la vía más directa está donde empieza todo: el menú Inicio. Basta con abrirlo, localizar el programa en la lista, hacer clic derecho sobre él y seleccionar Desinstalar. Windows mostrará una confirmación y, dependiendo del software, puede abrirse un asistente de desinstalación que te guía paso a paso hasta completar el proceso.
Si prefieres una vista más ordenada y con listado completo, Configuración suele ser la opción más cómoda. Entras al menú Inicio y abres el icono del engranaje; desde ahí, vas al apartado de Aplicaciones y luego a Aplicaciones y características, donde aparece el inventario de lo instalado. Al lado de cada app verás un icono con tres puntos: al pulsarlo se despliega el menú con la opción de Desinstalar. De nuevo, Windows pedirá confirmación y, en algunos casos, lanzará el asistente del propio programa.
¿Qué método conviene priorizar? Para apps “normales” de escritorio o instaladas de forma estándar, Inicio o Configuración son rápidos, claros y suelen dejarlo todo bien recogido; si lo que quieres es eficiencia y cero drama, es el punto de partida lógico.
Cuando toca ir a lo clásico: Panel de control y desinstalador
Hay programas que siguen viviendo mejor en el ecosistema clásico de Windows, y ahí el Panel de control continúa siendo sorprendentemente útil. Puedes abrirlo desde la barra de búsqueda escribiendo “Control Panel” y entrando en la aplicación. Una vez dentro, lo habitual es ir a Programas y después a Desinstalar un programa (si no aparece exactamente así, otra ruta habitual es Programas y características). Verás una lista de programas instalados, normalmente ordenada alfabéticamente; seleccionas el que quieras quitar y pulsas Desinstalar en la parte superior.

Esta vía es especialmente práctica cuando un programa no aparece donde esperas en Configuración o cuando quieres controlar mejor qué estás eliminando. En la práctica, muchas desinstalaciones acaban invocando el mismo asistente interno, pero el Panel de control sigue siendo ese “modo compatibilidad” para nuestra paciencia.
Otra opción útil, sobre todo si el software tiene su propio sistema de salida, es buscar el archivo de desinstalación dentro de la carpeta donde se instaló el programa. Para ello, abres el Explorador de archivos y entras en la unidad principal del equipo. Las rutas más comunes que conviene revisar son:
C:\Program Files
C:\Program Files (x86)
C:\Program Files (x86)\Steam
C:\XboxGames
Dentro de la carpeta del programa suele haber un ejecutable llamado uninstall.exe (o similar). Al abrirlo, se inicia un asistente que va guiando el proceso. Este método tiene sentido cuando el acceso rápido de Windows no funciona bien o si estás intentando quitar una instalación concreta que sabes exactamente dónde vive.
Juegos: Xbox, Steam y el plan B con CMD
En juegos, el escenario cambia un poco porque muchas instalaciones se gestionan desde plataformas específicas. Si has instalado títulos mediante la app de Xbox (incluyendo los asociados a Game Pass), lo más coherente es desinstalarlos desde ahí. Abres el menú Inicio, buscas “Xbox” y accedes a la aplicación. En el menú lateral entras en la biblioteca para ver tus juegos instalados, eliges el título y abres su página. Desde el menú de opciones (representado como un botón de más acciones bajo el título) seleccionas Desinstalar, confirmas y, si Windows lo pide, aceptas los permisos para que la app haga cambios en el sistema.
Para juegos instalados con Steam, lo más limpio es hacerlo desde el cliente: abres Steam, entras en la pestaña Biblioteca y localizas el juego en la lista. Con clic derecho sobre el título, vas a Administrar y eliges la opción de Desinstalar. Steam pedirá confirmación y ejecutará el proceso. Un detalle útil: en la lista, los juegos atenuados suelen ser los que no están instalados, así que te orienta de un vistazo.
¿Y si necesitas un método más “ingenieril”? Windows también permite desinstalar desde el Símbolo del sistema. Debes abrir el menú Inicio, escribir “CMD”, hacer clic derecho en el Símbolo del sistema y ejecutarlo como administrador (es necesario tener permisos administrativos). Desde ahí puedes lanzar un comando para listar los programas instalados, buscar el nombre exacto del que quieres eliminar, copiarlo con Ctrl + C y usarlo en el comando de desinstalación pegándolo con Ctrl + V entre comillas. Es un enfoque útil cuando quieres precisión o cuando estás automatizando tareas, aunque no es el primero que recomendarías a alguien que solo quiere quitar “una app que ni recuerda haber instalado”.
Por cierto, si un programa se niega a desinstalar o se comporta de forma extraña durante el proceso, conviene no insistir a ciegas: puede ser una señal de virus o malware. En ese caso, lo sensato es pasar un análisis antivirus antes de seguir trasteando, porque cuando algo no se deja borrar, a veces no es terquedad… es otra cosa.

