Si te apasiona cuidar tus gadgets tanto como exprimir su rendimiento, una jaula de Faraday DIY es el proyecto perfecto: simple, barato y tremendamente útil para bloquear señales y desviar pulsos electromagnéticos alrededor de tus dispositivos. ¿No sería genial tener un refugio físico que deje a tu móvil, a tu disco externo o a tu Raspberry Pi en un silencio de radio absoluto, como si activaras un modo avión «de verdad», aislado de Wi‑Fi y 5G? Aquí te contamos cómo construirla con materiales corrientes y cómo verificar que funciona.
¿Qué es y qué materiales necesitas?
Una jaula de Faraday es, en esencia, un escudo conductor que guía la energía por su superficie para que no alcance lo que hay dentro. No es brujería, es física aplicada: continuidad metálica por fuera y aislamiento por dentro. Para el montaje casero tienes dos rutas sencillas. La primera utiliza una caja de zapatos con tapa, papel de aluminio resistente, cinta de aluminio para cerrar posibles fisuras, cinta adhesiva normal y una cinta métrica para calcular las láminas. La segunda recurre a un cubo de metal galvanizado con tapa metálica, más cinta de aluminio para reforzar uniones y orificios, y una capa aislante interna de cartón o un segundo recipiente de plástico o goma; para fijar el cartón, mejor cinta de carrocero que conductora.
Antes de empezar, prepara también la prueba final: necesitarás dos teléfonos (o uno y un fijo para llamar) y un lugar con cobertura potente, de modo que si la señal no entra sea gracias a la jaula y no por una mala recepción previa. Además, recuerda la regla de oro que separa los proyectos que funcionan de los que fallan: la continuidad del metal exterior sin huecos, juntas mal rematadas ni microaberturas por donde se cuele la señal.
Método 1: caja de zapatos + papel de aluminio
El truco para que una caja funcione como jaula está en envolverla en capas continuas de aluminio y hacer que la tapa toque metal con metal al cerrarla. Toma medidas: largo de la caja más el doble de la altura, y añade un pequeño margen extra (en torno a 2,5 cm) para poder doblar el aluminio sobre los bordes superiores. Con esa longitud, corta tres láminas iguales de papel de aluminio. Coloca la caja, sin la tapa puesta, sobre la primera lámina alineando los lados largos, ajusta y sube el aluminio por los bordes de los lados cortos y el fondo; dobla el sobrante hacia el interior y fíjalo con cinta adhesiva para que quede tenso, sin arrugas abiertas.
Después, usa las otras dos láminas para forrar cada uno de los lados largos, solapándolas generosamente sobre la primera capa del fondo y los lados cortos. Refuerza las uniones con tiras largas de cinta para que todas las láminas hagan contacto eléctrico continuo entre sí, sin ningún corte ni discontinuidad. Forra la tapa con una única lámina que cubra la parte superior y las paredes laterales, y dobla el aluminio hacia el interior de la tapa para forrar las pestañas internas; si la lámina se queda corta o se rasga, añade otra capa hasta cubrirla por completo.
Al cerrar, la cara interior de la tapa debe tocar el aluminio exterior de la caja: esa presión metal con metal es la que cierra el «anillo» conductor. ¿Quieres un plus de seguridad? Puedes sellar la junta perimetral con cinta de aluminio, sabiendo que cuando abras romperás el sellado y tendrás que volver a aplicarlo.
Método 2: cubo galvanizado y prueba con el móvil
Si prefieres algo más robusto, el cubo de metal galvanizado con tapa metálica es tu aliado. Verifica que no sea de plástico; el metal es imprescindible para desviar el pulso. Aunque estos cubos suelen ser estancos, la junta longitudinal donde se une la chapa puede dejar una fisura conductora incompleta, así que recórrela por dentro con cinta de aluminio para asegurar la continuidad. Haz lo mismo en las zonas por donde entra el asa y en la cara interior de la tapa donde se fija su tirador, ya que los orificios son puntos críticos de fuga.
Muy importante: separa los aparatos del metal con un aislante. Forra las paredes y el fondo con cartón recortado a medida —fíjalo con cinta de carrocero— o coloca dentro un segundo recipiente de plástico o goma. Introduce tus dispositivos sin que toquen el metal, cierra la tapa asegurando contacto directo metal con metal en el borde y, si buscas máxima estanqueidad electromagnética, sella todo el perímetro con cinta de aluminio.
Ahora, la verificación que nos encanta en ActualApp. Sitúate en una zona con cobertura fuerte, sube el volumen del timbre de tu móvil y comprueba que recibe una llamada con normalidad. A continuación, mete el teléfono en la jaula (sin que toque el metal), cierra bien y vuelve a llamar. Si no suena, buena señal: la jaula está desviando la energía alrededor y la llamada no entra. ¿Suena dentro? Entonces hay una fuga. Inspecciona con calma las uniones, los pliegues y los orificios; añade cinta de aluminio donde detectes posibles discontinuidades y repite el test. Este método de prueba no es una garantía absoluta frente a un evento real, pero resulta una manera práctica y rápida de detectar por dónde se cuela la señal y de afinar el blindaje.
¿Conoces otros métodos para construir una jaula de Faraday casera?
Con un poco de paciencia, lograrás un «búnker» electromagnético portátil para tus gadgets, ya sea tu smartphone, un SSD externo o ese miniordenador que usas de servidor casero. Y lo mejor es que, igual que un buen cable USB‑C bien crimpado marca la diferencia, aquí el detalle en cada unión y cada pliegue es la clave del éxito. ¿Listo para ponerte manos a la obra y blindar tus tesoros tech?