¿Has visto últimamente tiburones con zapatillas y cocodrilos bombarderos paseándose por tu feed como si fueran lo más normal del mundo? No estás solo: eso es Italian Brainrot, un fenómeno memético que ha explotado en redes a principios de 2025, mezclando criaturas generadas con inteligencia artificial, narraciones con acento «italiano» y una estética absurda que engancha más que un hilo de X a las tres de la mañana. La clave está en la combinación de imágenes surrealistas, voces sintéticas que cuentan historias sin sentido y nombres que parecen parodias del italiano, repletos de sufijos -ini y -ello.
El término brain rot, elegido como Palabra del Año por Oxford en 2024, resume bien el estado mental que deja esta dieta de contenido ultraligero y repetitivo, y además señala a la materia prima: mucho «AI slop», es decir, montajes de IA de consumo rápido que colonizan TikTok e Instagram con una cadencia imparable. Italian Brainrot abraza esa ironía post-post de la Generación Z y Alpha, entre lo inquietante y lo hilarante, y lo transforma en un folclore de Internet con personajes, historias y «universos» propios.
De un verso absurdo a un tiburón en Nikes: así nació el fenómeno
El punto de ignición se remonta a finales de 2023, cuando circularon piezas virales en las que Dwayne Johnson rimaba en «italiano» sobre asuntos disparatados y soltaba expresiones sin sentido que terminaron convertidas en muletillas. De ese caldo de cultivo surgiría, ya en 2025, el primer icono del movimiento: Tralalero Tralala, un tiburón con tres patas calzado con zapatillas Nike, atlético y capaz —según el lore— de correr y saltar a velocidades imposibles. Aunque es difícil fijar un acta de nacimiento exacta, varias fuentes coinciden en señalar que un usuario de TikTok publicó uno de los primeros vídeos con el personaje a inicios de 2025, y que el audio original, salpicado de blasfemias, fue replicado y remezclado por otras cuentas hasta detonar en millones de visualizaciones.
Ese audio se acopló a distintas imágenes generadas por IA —de un tiburón con zapatillas a versiones híbridas con palomas— y la bola de nieve comenzó a rodar a gran velocidad, impulsada por la facilidad con la que estos clips se reciclan en TikTok e Instagram. De hecho, la «italianización» de nombres y giros lingüísticos, unida a una locución masculina sintética que narra minihistorias a veces completamente incoherentes, sirvió de pegamento memético. El resultado recuerda a cuando un modelo generativo se pasa de vueltas en una GPU RTX: salen criaturas imposibles, extrañamente verosímiles, que te atrapan justo por lo raro que resultan.
Los personajes que mandan: Tralalero, Bombardiro y compañía
Más allá de Tralalero Tralala, la plantilla de estrellas es amplia y muy remixable. Bombardiro Crocodilo, por ejemplo, combina la cabeza de un cocodrilo con el fuselaje de un bombardero de la Segunda Guerra Mundial; en el mismo «árbol genealógico» aparece Bombombini Gusini, un ganso con alas de caza. La gracia está en que muchos de estos personajes nacen como híbridos animales-objeto-comida-arma, lo que da pie a una zoología delirante con nombres acumulativos cada vez más largos.
El fenómeno también absorbió figuras de otros contextos, como Tung Tung Tung Sahur, un objeto de madera antropomorfo que empuña un bate y cuyo nombre imita el sonido con el que, en Indonesia, se marca el inicio del suhur (la comida antes del ayuno en Ramadán). Aunque su origen es indonesio, su estética y su «ritmo» encajaron tan bien que terminó formando parte del repertorio brainrot, hasta el punto de convertirse en meme independiente. En el lado más elegante del catálogo aparece Ballerina Cappuccina, una bailarina con tutú y cabeza de taza de capuchino que debutó girando grácilmente y cuyo «universo» incluye a Cappuccino Assassino y a su hermana Espressona Signora.
La lista sigue con Chimpanzini Bananini —un simio con cuerpo de banana que muchos fans consideran «indestructible»—, con Lirili Larila —un cactus-elefante bípedo con sandalias y un supuesto poder de manipular el tiempo—, y con Trippi Troppi, que alterna entre un gato con cuerpo de gamba o un oso obeso con cabeza de pez, apodado «Rey del Mar» en algunas versiones. Este bestiario, documentado por los propios seguidores en wikis comunitarias, funciona como un ecosistema en constante mutación, donde cada remix suma nuevas piezas al puzzle colectivo.
Del feed al mercado: impacto global, marcas y polémicas
La expansión fue meteórica. En cuestión de semanas, Italian Brainrot se hizo notar en Estados Unidos, Corea del Sur o Alemania, y saltó del vídeo corto a otros soportes: juegos en Roblox, remixes musicales, cuestionarios y hasta merchandising. La estética ha sido replicada por marcas en sus campañas sociales, e incluso algunos personajes han terminado convertidos en juguetes, NFTs y monedas meme de alta volatilidad, confirmando que la economía de la atención también tiene su propio «exchange» de criaturas absurdas.
En Italia, la fiebre se materializó en kioscos con cartas coleccionables inspiradas en el fenómeno, un movimiento que atrajo a la Generación Alpha como en los tiempos de La pandilla basura, pero con un envoltorio 100% digital primero. La radio pública polaca lo definió como «estúpido, divertido y muy adictivo», lo que encaja con ese apetito de microestímulos que compensan su ligereza con repetición. Y sí, entre tanta broma hay debate: medios y usuarios han señalado que algunos audios incurren en blasfemias y referencias violentas, lo que ha suscitado críticas por islamofobia en ciertas piezas y por banalizar conflictos reales, abriendo una conversación incómoda sobre crueldad casual y desensibilización en redes.
En paralelo, analistas culturales lo leen como una forma creativa de jugar con tecnología, lenguaje y cultura pop, mientras otros lo ven como síntoma de la saturación de «slop» generado por IA. Quizá la verdad esté en medio: un folclore instantáneo que evidencia cómo, cuando la generación remix dispone de modelos generativos al alcance de todos, el resultado es un carnaval extraño, hipnótico y tremendamente compartible. ¿Te rindes al tiburón con Nikes o haces alt+F4 y sigues tu scroll? Sea cual sea tu respuesta, el Brainrot ya vive en tu cabeza.