Apple ha soltado la tercera generación de sus auriculares estrella y, si llevas años con tus AirPods Pro 2, la pregunta se cae por su propio peso: ¿hay motivos reales para cambiar? La respuesta corta es que sí hay argumentos potentes, porque esta evolución no se queda en cosmética y aterriza con mejoras tangibles en cancelación de ruido, salud, resistencia y autonomía por carga, aunque también trae algún matiz a tener en cuenta si haces sesiones cortas y dependes mucho del estuche.
Cancelación de ruido al siguiente nivel y mejoras de audio
La gran baza de los AirPods Pro 3 es una cancelación activa de ruido que, según Apple, duplica la capacidad de los Pro 2 y cuadruplica la de los primeros Pro; no es una cifra cualquiera, especialmente si te pasas el día entre motores de avión o en cafeterías ruidosas, porque ese zumbido de fondo que antes daba guerra ahora se diluye de manera muy evidente. La marca incluso presume de ofrecer la mejor cancelación en auriculares in-ear del mercado, una declaración que apunta directamente a los pesos pesados de siempre como Sony y Bose.
Este salto no sale de la nada: hay nuevos micrófonos de ultra bajo ruido que capturan con más limpieza el entorno para que los algoritmos de cancelación (sí, aquí hay mucha magia de software) trabajen con datos más limpios, y además las almohillas de silicona pasan a integrar una fina capa de espuma, mejorando el sellado pasivo antes de que entre en juego la electrónica, lo que se traduce en menos filtraciones de sonido desde el primer segundo. También se ha rediseñado la apertura acústica y se han ajustado forma y ángulo, un detalle que ayuda a sostener ese plus de aislamiento y a proyectar mejor el audio.
Si te gusta alternar entre aislamiento total y escuchar el entorno, hay otra buena noticia: el modo de transparencia aguanta ahora sesiones más largas por carga, así que podrás mantener conversaciones o percibir el tráfico sin estar quitándote y poniéndote los auriculares cada dos por tres.
Deporte y salud sin reloj: PPG, sensores y resistencia IP57
El segundo gran bloque de novedades llega con un enfoque muy fitness. Los AirPods Pro 3 estrenan un sensor de ritmo cardíaco minúsculo, basado en fotopletismografía (PPG), que emite luz infrarroja a alta frecuencia para leer variaciones del flujo sanguíneo; combinado con el giroscopio y los acelerómetros de los propios auriculares, y con el GPS del iPhone, permite registrar hasta 50 tipos de entreno sin necesidad de llevar un Apple Watch, algo especialmente interesante si el reloj te molesta en yoga, escalada o natación, pero no quieres renunciar a datos limpios en Apple Health. ¿No es justo el tipo de libertad que muchos pedíamos en unos in-ear de gama alta?
Además, el diseño se ha afinado con carcasa más compacta, ajuste más angulado y tallos más cortos, mejoras que se notan tanto en comodidad —sobre todo si tienes el canal auditivo estrecho— como en estabilidad durante el movimiento, de modo que esos microdesajustes que a veces sufrían los Pro 2 en mitad de una carrera quedan bastante atajados. Y por si haces cardio bajo lluvia o sudas a mares, el salto de IP54 a IP57 en resistencia al agua y al sudor no es menor: ahora puedes enjuagarlos tras una sesión intensa o seguir corriendo si cae un chaparrón sin estar pensando en si te estás jugando los auriculares.
Estuche más listo, batería con matices y precio
El estuche también sube de nivel gracias al chip U2 con Ultra Wideband, una referencia tecnológica que llevamos años admirando por su precisión, y que aquí hace que Encontrar sea mucho más exacto cuando el estuche decide esconderse en el sofá; además, adopta un botón táctil de emparejamiento heredado de los AirPods 4, con lo que decimos adiós al pulsador físico que acababa sufriendo con el uso intensivo.
En autonomía, Apple ha movido ficha en dos direcciones. La buena: los propios auriculares aguantan hasta 8 horas de reproducción con cancelación activa frente a las 6 horas de los Pro 2, un 33% más que se agradece en vuelos o sesiones de concentración largas; en modo transparencia, el salto es aún más generoso, hasta 10 horas frente a 6, ideal si prefieres awareness constante sin sacrificar la batería. El matiz llega al mirar el total con el estuche: ahora te quedas en unas 24 horas con ANC, mientras que los Pro 2 se estiraban hasta unas 30 horas. En la práctica, si haces muchas escuchas cortas y frecuentes, el patrón de los Pro 2 puede encajar mejor, mientras que si prefieres maratones por carga, los Pro 3 te recompensan más en cada tanda.
En la parte terrenal, ambos modelos comparten precio de salida de 249 euros; los AirPods Pro 3 ya se pueden reservar y empiezan a enviarse el 19 de septiembre. Apple ha retirado los Pro 2 de su tienda, aunque siguen apareciendo en retailers como Amazon, una tentación si no puedes esperar i no necesitas las nuevas funciones. Ojo, porque los Pro 2 siguen recibiendo actualizaciones de software, y la propia Apple está activando Live Translation para mantenerlos al día con funciones de traducción de conversaciones en tiempo real, un ejemplo perfecto de cómo el software puede estirar la vida útil del hardware.
Entonces, ¿qué hacemos? Si tus AirPods Pro 2 están en plena forma y cubren tus necesidades, no hay prisa por salir corriendo; siguen siendo excelentes. Pero si viajas a menudo y te obsesiona el silencio, si haces deporte y agradeces el pulso sin reloj y la resistencia extra, o si la ergonomía de los Pro 2 no te terminaba de cuadrar, los AirPods Pro 3 representan una evolución con sentido que justifica el cambio frente a unos Pro 2 rebajados. En otras palabras, es la típica actualización que suena a iteración… hasta que la pruebas y notas cómo los detalles —ANC más contundente, sensores PPG, UWB para encontrar el estuche— marcan la diferencia en el día a día, como cuando pasamos del primer Touch ID a Face ID: no es obligatorio, pero una vez te acostumbras, cuesta volver atrás.