¿Quién iba a imaginar que un chatbot sería capaz de eclipsar a algunos de los gigantes tecnológicos más consolidados? Pues bien, OpenAI lo ha conseguido con ChatGPT, que ya recibe más de 2.500 millones de peticiones diarias en todo el mundo, según datos compartidos con Axios. Esta cifra, que impresiona por sí sola, se dispara aún más cuando consideramos que solo en Estados Unidos se concentran más de 330 millones de estas consultas diarias, consolidando el dominio de esta inteligencia artificial conversacional en el panorama tecnológico actual.
Un crecimiento meteórico que no pasa desapercibido
La popularidad de ChatGPT no solo se mide en cifras brutas. Su audiencia semanal ya supera los 500 millones de usuarios activos, un dato que lo coloca en la misma liga que plataformas sociales de alcance masivo. Para ponerlo en perspectiva, en diciembre del año pasado, el propio Sam Altman —CEO de OpenAI— reveló que recibían poco más de mil millones de consultas diarias; eso significa que en menos de un año, el volumen de uso se ha más que duplicado. ¡Y eso en un ecosistema donde herramientas como Google mantienen un reinado de décadas!
Hablando de Google, aunque Alphabet no publica datos diarios de búsquedas, fuentes independientes como NP Digital y SparkToro estiman que el buscador realiza entre 13.7 y 16.4 mil millones de búsquedas al día. Aunque Google sigue liderando por volumen, el ritmo de crecimiento de ChatGPT le posiciona como un competidor inesperado pero formidable en el mundo de las consultas automatizadas y el procesamiento de lenguaje natural.
El futuro de la IA según OpenAI: accesible y democrática
Este impresionante crecimiento no solo marca un hito técnico, sino que se presenta como punto de partida para una reflexión más profunda sobre el papel de la inteligencia artificial en la economía global. En su reciente intervención en la conferencia de la Reserva Federal en Washington D.C., Sam Altman planteó precisamente ese debate: cómo distribuimos los beneficios económicos de la IA.
Según Altman, el verdadero desafío no es tanto si la inteligencia artificial impulsará el crecimiento económico, sino quién saldrá beneficiado de ese crecimiento. Para ello, OpenAI aboga por una «tercera vía»: ni todo el poder concentrado en grandes corporaciones, ni un rechazo absoluto a la tecnología —sino una propuesta que combine desarrollo con equidad, asegurando el acceso generalizado a herramientas de inteligencia artificial para toda la población.
Altman no fue el único en abordar esta cuestión de peso. Incluso el expresidente Donald Trump participó en el summit Winning the AI Race, y la Casa Blanca presentó un plan de acción de 20 páginas para el desarrollo de la IA, con un enfoque liberal y orientado al crecimiento económico.
ChatGPT Agent: el nuevo paso hacia el futuro digital
Mientras tanto, OpenAI no baja el ritmo y sigue refinando sus productos estrella. Prueba de ello es el reciente lanzamiento de ChatGPT Agent, una evolución impresionante del chatbot tradicional que ya no solo responde preguntas, sino que puede controlar un ordenador como si fuera el propio usuario. Hablamos de un agente de IA capaz de ejecutar tareas complejas, como abrir archivos, navegar por la web o automatizar flujos de trabajo enteros.
Esta funcionalidad nos recuerda a la promesa de asistentes virtuales como Jarvis en el universo de Iron Man, aunque con los pies bien plantados en la realidad. A diferencia de Cortana o incluso los comandos de voz de Alexa, ChatGPT Agent va un paso más allá al asumir control total sobre la interfaz digital, multiplicando la productividad y simplificando procesos antes impensables para el usuario medio.
Con este nuevo rumbo, OpenAI no solo reafirma su liderazgo en el sector, sino que abre la puerta a una nueva era de interacción con la tecnología, donde las barreras entre humanos y máquinas se difuminan cada vez más. ¿La IA tomará el teclado por nosotros? Viendo este ritmo, podríamos decir que ya lo está haciendo.