Si te pica el gusanillo de construir, explorar y sobrevivir desde el bolsillo, Minecraft en su versión para iPhone y Android es tu portal a mundos infinitos donde cada bloque cuenta y cada decisión pesa. La edición móvil (conocida como Minecraft Pocket Edition) es de pago y se descarga de las tiendas oficiales, pero a cambio ofrece la experiencia completa en modo portátil, con logros, mundos locales y todo lo necesario para empezar a picar piedra sin complicaciones. ¿Listo para crear tu primer refugio antes de que caiga la noche y los monstruos salgan de paseo?
Instala el juego y crea tu primer mundo
Para instalarlo, entra en App Store o Google Play, busca “Minecraft” y descárgalo; evita cualquier supuesto “gratis” fuera de las tiendas oficiales, porque la versión completa no lo es. Al abrir el juego, toca en Play y entra en la pestaña Worlds para crear un mundo nuevo, ponle un nombre reconocible y elige el modo de juego: Supervivencia para la experiencia clásica de recolección, crafteo y peligros nocturnos, o Creativo si quieres recursos ilimitados, vuelo e invulnerabilidad (ojo: al iniciar sesión con tu cuenta de Microsoft para habilitar logros, estos no contarán en Creativo).
Antes de entrar, ajusta la dificultad (de Pacífico a Difícil) y, si lo necesitas, deja a mano opciones como el campo de visión o los controles desde el menú de Pausa. Los controles táctiles son directos: usa el pad virtual para moverte, arrastra para orientar la cámara, toca y mantén para interactuar con bloques, salta con el botón dedicado y, si lo requieres, agáchate con un doble toque en el control central.
Primeros pasos: recursos, inventario y crafteo
Tu prioridad al aparecer en el mundo es conseguir madera. Acércate a un árbol y mantén pulsado sobre el tronco hasta romper el bloque, recoge al pasar por encima y repite para reunir varias piezas; con ellas podrás convertir troncos en tablones y, más tarde, en una mesa de trabajo. Abre el inventario (icono ⋯) para ver tus objetos, moverlos a la barra rápida inferior y fabricar recetas sencillas con la cuadrícula básica de 2×2, como tablones o palos.
La mesa de trabajo es el corazón del progreso, ya que desbloquea recetas más complejas. Fabrícala con tablones, colócala en el suelo y úsala para crear tus primeras herramientas: un pico de madera para extraer piedra y minerales, y una espada de madera para defenderte o conseguir lana de ovejas. Si te acostumbras a llevar las herramientas adecuadas, ahorrarás tiempo: el pico para roca y minerales, el hacha para madera y la pala para tierra o arena.
Gestiona tu inventario con cabeza; piensa en él como un pequeño gestor de paquetes tipo Homebrew: solo instalas (equipas) lo que vas a usar, y devuelves al almacenamiento lo que no necesitas en ese momento. Desde el menú de Pausa puedes ajustar opciones en cualquier momento o salir guardando con Save & Quit si necesitas dejar la partida aparcada un momento.
Sobrevive a la primera noche como un pro
Cuando el sol empiece a bajar, el tiempo corre en tu contra: de noche aparecerán zombis, esqueletos y arañas, y en zonas oscuras incluso durante el día. Tu objetivo es improvisar un refugio sencillo y bien iluminado. Reúne un buen puñado de tierra para levantar muros y elige una zona práctica: relativamente alta, defendible, cerca de tu punto de aparición y con recursos a mano. Con unos muros de 6×6 y dos bloques de alto ya te proteges de lo básico; no es imprescindible techo, pero sí cerrar cualquier hueco antes de dormir.
La luz es tu mejor aliada. Fabrica antorchas combinando palos y carbón; el carbón suele asomar en vetas oscuras de la piedra y se extrae con el pico. Ilumina el interior y el perímetro de tu refugio para reducir encuentros indeseados. Mientras recoges carbón, pica también algo de piedra: con ella mejorarás pronto a herramientas de piedra, mucho más duraderas y eficaces que las de madera.
Para pasar la noche en un suspiro y fijar tu punto de reaparición, construye una cama con tres lanas y tres tablones. La lana la obtienes de ovejas, y colocar la cama requiere dejar al menos dos bloques de espacio. Al dormir, evitarás la noche y, si mueres más adelante, volverás a aparecer junto a tu refugio en vez de en el punto inicial del mundo. Si el juego te impide dormir, probablemente hay enemigos demasiado cerca, así que ilumina mejor y asegura las entradas.
¿Y después de la primera noche? Con la base cubierta, toca explorar con más calma, recolectar comida, ampliar tu casa y avanzar en el equipamiento. Las cuevas son fuentes magníficas de materiales, pero entra siempre con antorchas y oído atento, porque cada criatura tiene un sonido característico que te delata su presencia. Y un último recordatorio útil: mantente en las tiendas oficiales; si ves una app que promete “Minecraft gratis”, desconfía y evita descargas que no sean la versión auténtica.