OpenAI acaba de dar un salto que suena a cambio de era: ahora puedes usar aplicaciones de terceros directamente dentro de ChatGPT, sin pestañas ni ventanas flotando por el escritorio. La experiencia se convierte en algo así como una tienda de apps con la que hablas, donde las respuestas no se quedan en recomendaciones, sino que se transforman en acciones reales. ¿Te imaginas pedir una playlist y que aparezca sin salir del chat? Eso ya está pasando.
Cómo funciona: del prompt a la acción, sin salir del chat
La mecánica es tan natural como darle una orden a un asistente, pero con esteroides. Puedes invocar servicios como Spotify, Booking.com, Expedia, Canva, Coursera, Figma o Zillow simplemente describiendo lo que quieres hacer: desde “crea una nueva playlist en Spotify” hasta “encuéntrame un piso en Zillow”. ChatGPT reconoce la intención, llama a la app adecuada e integra el resultado en el propio hilo de conversación.
Además, el sistema es proactivo: si planeas un viaje, aparecerán de forma contextual Expedia o Booking.com; si estás diseñando un logo, Figma tomará el relevo. La primera vez que uses una app, ChatGPT solicitará permisos y te mostrará qué datos compartirá, pidiendo conectar tu cuenta si es necesario. Tras ese paso, la app queda “lista para el contexto”, reapareciendo cuando el flujo lo demande.
La experiencia visual también sube de nivel: las apps pueden renderizar elementos totalmente interactivos —mapas, vídeos o diagramas— directamente en el chat, de modo que el hilo se transforma en un centro de mando conversacional donde operas sin saltar entre herramientas. Es como tener un IFTTT conversacional, pero con resultados embebidos y en tiempo real.
Disponibilidad, permisos y experiencia de uso
OpenAI ha habilitado esta función para todos los usuarios de ChatGPT fuera de la Unión Europea, y en todos los planes: Free, Go, Plus y Pro. La clave está en que el modelo distingue cuándo una app puede ayudar y la invoca con el consentimiento del usuario, manteniendo un flujo claro sobre qué datos se comparten en cada integración. No hay enlaces ni ventanas emergentes: todo sucede en el mismo chat.
Este enfoque reduce fricción tanto para tareas cotidianas como para flujos más complejos: reservar un hotel sin irte del hilo, crear un boceto en Figma mientras iteras con el asistente, o explorar un mapa interactivo que se adapta a los filtros que describes por texto. De hecho, la interfaz recuerda a lanzar un comando en una terminal, pero con resultados ricos e interactivos en lugar de texto plano.
OpenAI afirma que ChatGPT está camino de alcanzar los 700 millones de usuarios activos semanales y que su base de usuarios activos se ha multiplicado casi por cuatro respecto al año pasado, un contexto que explica por qué esta integración llega ahora: el volumen y la diversidad de casos de uso hacen que tenga sentido convertir el chat en la capa unificadora de acciones.
Para desarrolladores: Apps SDK, agentes y el camino a un “quasi-OS”
Junto al lanzamiento, OpenAI abre la puerta a los desarrolladores con un nuevo Apps SDK basado en el Model Context Protocol (MCP). En la práctica, esto facilita crear apps que viven dentro del chat y exponen capacidades a través de un marco consistente, como si diseñaras una API REST que el modelo entiende y orquesta de forma segura. El resultado: menos saltos de contexto y más valor directo para el usuario final.
La compañía también ha presentado AgentKit, un conjunto de herramientas para construir y desplegar agentes de IA con menos fricción. Incluye Agent Builder, un editor visual que permite diseñar flujos de trabajo de agentes casi como si estuvieras componiendo en Canva, con el objetivo de que estos asistentes razonen, actúen y se adapten de manera autónoma. OpenAI ya ha insinuado nuevas integraciones en camino con servicios como DoorDash, Instacart, Uber y AllTrails, lo que apunta a cubrir más tareas del día a día desde el chat.
Por ahora, no existe un catálogo central para “instalar” apps de forma manual. Las integraciones emergen cuando las invocas o cuando ChatGPT detecta que pueden ayudar. No han detallado todavía cómo se monetizarán estas apps, aunque, dado el precedente de la GPT Store, no sería raro ver un escaparate más formal en el futuro cercano.
La jugada coloca a OpenAI en una posición peculiar, a medio camino entre Google y Apple, que controlan sus propios sistemas operativos. Con esta actualización, ChatGPT empieza a parecerse a un sistema operativo conversacional, una capa donde las apps se ejecutan a golpe de lenguaje natural y los resultados se incrustan en el mismo espacio donde piensas y decides. ¿El destino final? A corto plazo, convertir al chat en tu panel universal de ejecución; a medio, consolidar un ecosistema de apps y agentes que vivan nativamente dentro de la conversación.
Si todo avanza como está planteado, este podría ser el momento en el que la IA deja de ser solo una fuente de respuestas y se convierte en el lugar donde suceden las cosas. Y ahí, cada prompt se transforma en una acción concreta, cada app en un bloque reutilizable, y cada chat en tu nueva interfaz principal.