En un giro digno del mismísimo Metal Gear Solid, Apple ha dado un golpe sobre la mesa del secretismo que envuelve a sus desarrollos más punteros. La compañía de Cupertino ha iniciado acciones legales contra el popular youtuber Jon Prosser y contra Michael Ramacciotti por, presuntamente, haber accedido de forma ilícita a un iPhone de desarrollo y haber difundido información confidencial relacionada con iOS 26. ¿Cómo se desató este caos tecnológico al más puro estilo hacker ochentero?
El caso: filtraciones, FaceTime y un iPhone de desarrollo
Todo comenzó a principios de 2025, cuando Jon Prosser publicó una serie de vídeos con recreaciones visuales de lo que en ese momento se creía que sería iOS 19, pero que acabaría presentándose oficialmente como iOS 26 durante la WWDC de junio. Los vídeos detallaban una nueva interfaz en varias apps de Apple, como Cámara, donde se mostraban botones más limpios para alternar entre fotos y vídeos; y Mensajes, que lucía botones de navegación redondos y un teclado con esquinas redondeadas. Incluso se hablaba del nuevo diseño «Liquid Glass», una interfaz más pulida, con elementos translúcidos y pestañas en forma de píldora.
Si bien algunos detalles no coincidieron exactamente con lo que finalmente Apple presentó, muchas de las ideas esbozadas por Prosser resultaron sorprendentemente acertadas. Esto llamó la atención de los fans y, por supuesto, de Apple, que ha decidido tomar medidas ante lo que considera una grave violación de sus secretos comerciales.
El núcleo de la acusación gira en torno a un iPhone de desarrollo en manos de Ethan Lipnik, empleado de Apple y amigo de Ramacciotti. Según la demanda, Prosser y Ramacciotti conspiraron para acceder al dispositivo, utilizando su código de desbloqueo y aprovechando momentos en los que Lipnik no se encontraba en casa, localización que determinaron mediante seguimiento. Ramacciotti habría realizado una videollamada por FaceTime con Prosser mostrando iOS 26 en funcionamiento, llamada que Prosser grabó para luego crear las recreaciones vistas en sus vídeos.
¿Qué más podría esconder ese iPhone de pruebas?
Como en todo buen thriller tecnológico, el misterio va mucho más allá de lo que se ha expuesto públicamente. Apple sostiene que el terminal contenía una cantidad significativa de información confidencial aún no revelada y afirma desconocer si Prosser y Ramacciotti la tienen en su poder o han hecho copias adicionales. Esto sitúa el caso en un territorio complejo desde el punto de vista legal y de la seguridad informática.
Además, Lipnik ya ha sido despedido por haber incumplido las normas internas de Apple destinadas a proteger sus dispositivos y software en desarrollo. Apple descubrió el incidente gracias a un e-mail anónimo que señalaba el apartamento de Lipnik como el lugar donde se grabó la videollamada, lo cual evidenciaba que él era el responsable del descuido.
Prosser niega haber participado en un complot
Jon Prosser, conocido por su canal de YouTube y sus filtraciones de productos Apple con una precisión que a veces roza lo inquietante, ha reaccionado públicamente a través de X (antes Twitter). En sus mensajes, asegura que no formó parte de ninguna conspiración y que desconocía cómo se obtuvo la información mostrada en los vídeos. También agregó que está dispuesto a hablar directamente con Apple para aclarar lo sucedido.
Este caso pone de manifiesto los riesgos que implica el acceso anticipado a productos que aún no han sido lanzados. No estamos hablando de una simple filtración por descuido: se trata de acceso no autorizado a un dispositivo de desarrollo, algo que puede poner en jaque no solo a la estrategia de producto, sino también a la competitividad de Apple en un mercado cada vez más voraz y exigente.
En un ecosistema donde la rumorología tecnológica se vive con la intensidad de una keynote y donde cada semana aparecen renders, despieces y mockups creados con generadores gráficos al nivel de Unreal Engine, el límite entre filtración y espionaje industrial se vuelve cada vez más difuso. Y Apple ha decidido dejar claro que no piensa tolerarlo.
¿Es el principio del fin para las filtraciones fantasma o simplemente un aviso para navegantes? Lo que está claro es que Cupertino no piensa quedarse de brazos cruzados mientras otros adelantan sus movimientos, y menos aún cuando el software en cuestión es nada menos que iOS 26, el cerebro de millones de dispositivos alrededor del mundo.